Los goles lo convirtieron Walter Busse, Jeronimo Barrales y Matias Defederico, todos en el segundo tiempo, donde en la segunda parte fue lo peor de Nueva Chicago, ya que en la primera mitad jugó acorde al partido, sin sufrir grandes sobre saltos, más allá de un tiro en el travezaño por parte de Mauro Milano.
Llegó pocas veces al área en todo el partido, contandolas, serían sólo 4 veces y con poco peligro.
Huracán lo hizo dos veces más pero convirtió en seis ocasiones, tres tantos.
Chicago sigue sin ganar, sin encontrar ese enlace en la mitad de la cancha que una a los mediocampistas con los delanteros, no estuvo Gómez, pero tampoco sirvió las pinceladas de Martín Peyran, que de por sierto, junto con Scifo, fue uno de los mejores, a pesar de haber decaído en su juego a los 20 minutos del segundo tiempo.
Cabe destacar que se vio en la segunda mitad otra cara de Chicago, la cara que nos tiene acostumbrados, por eso volvieron los espacios en mitad de campo, y los horrores en la marca, sobre todo en defensa.
Y un párrafo a parte para Julio Serrano que sorprendió a todos con su egoísta forma de haber jugado el partido, sin tocar muchas pelotas, prefiriendo la jugada individual, raro en el, pero más raro aún fue que haya perdido la pelota horrorosamente en la mitad de la cancha, donde luego de la contra, termino en el primer gol de Huracán y donde se sentenció la caída del torito en el partido.
Chicago no encuentra el rumbo con Rene Kloker, pero nos parece que ya no es cuestión de técnicos, sino de trabajar más, de poner huevo y corazón, por que empiezo a pensar lo peor, aunque las matemáticas den lo mejor posible, pero cada vez más empiezo a creer en el milagroso, MILAGRO VERDE Y NEGRO, porque la otra alternativa de pensamiento culmina en un amargo descenso sin dar pelea alguna.
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